Lo que iba a ser un museo ha terminado convertido en una nave con
paredes de obra vista, que tan pronto sirve de sala de conciertos como hace la
función de gallinero mayor de Asturias.
Encarando la recta final de este mandato,
es el momento de rendir cuentas de lo realizado y del estado de ejecución de
grandes promesas. Una de esas promesas hechas por el PSOE desde hace más de diez
años, es la conversión de la antigua fábrica de Ortiz en un museo de la
conserva. En relación con este asunto, y después de ser invertidos 600.000
euros en la expropiación y 835.000 en la
rehabilitación exterior, es curioso que los mismos que defienden que haya un
museo, en todo este mandato no hayan invertido ninguna cantidad sustancial para
convertir la promesa en una realidad. De hecho, el presupuesto de 2015
contempla una ridícula inversión de 20.000 euros para mejoras en la fábrica de
Ortiz.
En la línea de lo señalado, hace dos años
el Gobierno local anunciaba el uso del
edificio de Ortiz como "recinto ferial", lo cual supuso un primer
reconocimiento del fracaso del proyecto museístico original. En ese sentido, el Partido Popular de Carreño desea recordar lo que
siempre ha dicho, esto es, que hacer
otro museo en nuestro concejo, es un proyecto ruinoso e inviable. De
hecho, el problema mayor no es lo que puede costar terminar el museo. Lo más grave es lo que puede suponer para las arcas municipales su
mantenimiento, y la
repercusión que ello implica en relación con el abultado gasto municipal. Por
todo ello, hemos venido denunciando la ausencia de un proyecto riguroso, la
carencia de un plan concreto para la creación del museo en cuestión, y el gasto
inútil que a lo largo de estos años se ha llevado a cabo en la acumulación de
fondos para dicho museo.
Frente a este planteamiento, el PSOE siempre ha
negado la mayor, defendiendo el museo, a pesar de la inviabilidad económica del
proyecto.
Pues bien, el
transcurso del tiempo nos permite afirmar que ha quedado suficientemente claro que el Ayuntamiento de Carreño no está
en condiciones presupuestarias para construir y sostener un museo de la
conserva, por lo que deben ponerse sobre la mesa alternativas viables para ese
edificio. Es evidente que no puede defenderse que un edificio en el que
invertimos 600.000 euros para su expropiación, y 835.000 euros para su
rehabilitación exterior, es decir, 1.435.000
euros de dinero público, sea destinado de forma indefinida a actividades
sin ningún hilo conductor, ni coherencia, que son desarrolladas en un entorno
tan precario que ni siquiera hay aseos, y las paredes de ladrillo cara vista
son disimuladas con reproducciones
pictóricas de diverso tipo, a modo de
alfombras bajo las que ocultar lo que no deja de ser un edificio a medio hacer.
El PSOE debe reconocer el fracaso de una apuesta faraónica que ya ha costado 1.435.000 euros. El PP es realista y sabe que Carreño debe conservar y mejorar sus equipamientos y servicios, pero no está en condiciones de asumir un nuevo museo. Por eso proponemos que cuando haya dinero suficiente para la inversión, el fin del edificio ha de ser el desarrollo de las actividades actualmente realizadas en el Teatro Prendes, de tal manera que se mantengan los servicios públicos prestados y no se aumente el número de equipamientos sostenidos con fondos municipales. Es la hora del realismo, no la de soltar cuentos de alto coste que ya nadie cree.